jueves, 17 de octubre de 2013

Cuando el sol se oculta


Una mirada hacia la noche




Cuando camino por las calles de Lima a partir de las seis de la tarde me doy cuenta de una cosa: La noche es maravillosa.


Yo salgo de mi casa más o menos a las siete y media de la mañana (casi siempre), a esas horas el tráfico es fatal, no puedo creer que hasta hace unos años las mañanas no eran tan trágicas como lo es ahora, TODOS los medios de transporte revientan de personas, y ellas por tratar de llegar temprano a sus destinos, realizan toda esa travesía, que es viajar en un bus público.


Las mañanas, por lo menos por donde yo vivo, no me despiertan interés alguno, por lo menos no mucho, cada día veo a mi alrededor cómo cada uno va atrapado en su burbuja sin preocuparse en ese “algo más” que muchas veces ronda por mi mente, a veces lo comparo con esos bancos de peces que van de un lado a otro sin rumbo fijo, excepto buscar comida. Nosotros nos comportamos de esa manera, a veces me pongo a mirar los andares de muchos… la verdad es que no le veo sentido, cada uno preocupándose de sus propios asuntos, “Llegaré tarde”, “quiero ver mi serie favorita”, “necesito más dinero”, “hoy saldré de fiesta”…


Pero, ¿Qué es lo que realmente  importa?


Aclarando todo esto, debo decir que no me siento como el resto, soy humano pero no quiero compararme con ellos, muchas veces veo cómo el internet saca lo peor de cada uno de nosotros, temas como la homosexualidad, el racismo, política… en fin, podría mencionar tantos temas, lo que ocurre es que cada uno de nosotros somos tan idiotas y cobardes que sólo actuamos de esa manera porque no tenemos el coraje de decirlo de frente, nos escudamos en una pantalla, es lo más lamentable que existe.


En el día las personas pareciera que van sin rumbo fijo, sin expresión, son estatuas en movimiento, seres sin alma…Es ahí cuando me pregunto el motivo de su existencia, que sólo mediante una computadora pueden expresar sus sentimientos, y que esos sentimientos sean sólo ODIO PURO.

Llega el momento cuando el sol se va retirando, llegan las seis de la tarde y voy camino a mi casa, mi punto de llegada, sigo mi dirección ya determinada desde que salí de ella. Pero algo cambia, algo llama mucho mi atención, algo brilla en el cielo y no es el sol, algo brilla a mi alrededor y no son las estrellas, las calles son distintas, el lugar se transforma, los árboles reciben con dicha ese descanso de frescura que el día no puede ofrecer, yo también estoy agradecido, el viento golpeando fuertemente mi cuerpo me dice que algo bueno está por pasar, es como un ritual hermoso que brinda el ser humano junto a la naturaleza, siento una simbiosis inigualable y ese encanto único que produce una noche iluminada, no sé si todos lo percibirán de esa manera, pero para mi es muy especial, me siento parte de ello, me impregno en la maravilla…

La magia aparece, me inundo de ella y trago el sentimiento de la noche, recorre mis venas y me hace elevar, me olvido del resto y me siento parte del mundo, aquel mundo donde se combinan los seres humanos y naturaleza, un mundo donde todo parece perfecto, donde existe otra realidad, una realidad que, al fin de cuentas, sólo existe en mi, no me fijo en los demás, ellos se han convertido en sombras, actúan igual, no aprecian y admiran su mundo, no se dan cuenta que dan  pasos sobre terreno maravilloso, pero gracias al odio y egoísmo lo han dejado atrás.



El día acaba, la luz del sol vuelve a aparecer en este gran ciclo de nuestro mundo, el día de ayer es borroso para casi todo el mundo, ellos viven el día a día.


Yo espero volver a ver la noche, a inspirarme y ser distinto, a volar por el mundo, ser yo mismo en esta tiempo que a mi alma le toco vivir, mi yo presente.





Fredderick Sterna N.

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